miércoles, 1 de enero de 2014

UN PROPÓSITO PARA EL AÑO 2014



El pasado viernes fui a recoger uno de los regalos de esta navidad, el libro de John Ruskin titulado "La naturaleza y el hombre". Tardaron un rato en encontrarlo en los fondos de la librería Reciclaje de Granada. Cuando lo cogí entre mis manos me embargo una intensa emoción que se acrecentó al apreciar que se trataba de un libro intonso,  es decir, un libro que conservaba los pliegos sin abrir.  Este ejemplar había permanecido nada menos que setenta años esperando al lector para el que fue creado. Y ese afortunado lector era yo. Con paciencia y una gran excitación fui cortando uno a uno los pliegos con un cuchillo e iban apareciendo los títulos de los breves capítulos que contiene este maravilloso libro de Ruskin. Al finalizar esta delicada operación comencé de inmediato a leerlo y ayer mismo acabé. Cuando pasé la última página hice algo que puede resultar extraño para quien no aman los libros: lo besé. Sí, lo han leído bien, besé el libro en señal de agradecimiento por lo mucho que me ha aportado. Había esperado setenta años a que alguien desvirgara sus páginas y dejará que la sabiduría que contiene viera la luz. No podía menos que estrujarlo entre mis brazos y besarlo. Sé que ahora está contento, no por mis caricias, sino por la vida recobrada. No le ha importado que en sus páginas ahora aparezcan líneas subrayadas en azul, ni párrafos resaltados por corchetes rojos, ni tampoco anotaciones en sus márgenes.

File:John Ruskin.jpg


                El libro me ha hablado y me ha recordado cuál es nuestro trabajo respecto a la naturaleza y los seres humanos que nos acompaña en nuestra travesía vital. Según me ha explicado, “este universo infinito es insondable, inconcebible en su todo, por lo tanto cada persona debe descifrar cuidadosamente y contemplar con detenimiento la parte de él que le sea posible abarcar; luego exponer a sus inferiores lo que aprendió, separándolo de lo infinito; como el que coge una violeta en el campo, que no se aprovecha o perfecciona con sólo coger la violeta o la planta si no se hace visible la flor, y debe, además, hacer visible la influencia que ejerce en su corazón y tributarle la honra de los buenos pensamientos que ha suscitado en él y escribir sobre estos efectos la historia de su propia alma”. Y esto voy a hacer. Uno de los propósitos de este nuevo año 2014 va a consistir en recoger y sacar de este hermoso libro las ideas que me ha hecho vibrar, escogerla para el caso y la obra que me ocupen, explicarlas a los demás con toda la claridad y energía que pueda y coronarlas con la narración del bien que por medio de estos pensamientos hizo en mi espíritu. 


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