domingo, 23 de junio de 2013

CORAJE, VALENTÍA Y EJEMPLARIDAD

Admiro tu coraje y valentía, Nasama. Yo lo he hecho desde que comencé a leerte en la prensa y este medio. Tu claro posicionamiento en contra del victimismo y a favor de la autocrítica es una pequeña isla de libertad e inteligencia rodeada por un inmenso océano de resignación e ignorancia. Perteneces a ese sector, -quiero pensar que amplio-, de musulmanes ceutíes integrados en la realidad social de nuestra ciudad. Un grupo de ceutíes que vive atenazado por el miedo y el qué dirán. Aún a riesgo de equivocarme, creo que muchos musulmanes ceutíes de buena voluntad y amantes de esta tierra quisieran levantar la voz para expresar su malestar y desacuerdo con el peligro rumbo que ha tomado una parte de la comunidad musulmana ceutí, -esa parte de los musulmanes que han caído presa del salafismo o se inclinan a las posiciones de Marruecos-, pero que no lo hacen simple y llanamente porque tienen miedo de la radicalidad y violencia de algunos integrantes de los referidos grupos. Es comprensible este temor.  Sin embargo, estoy contigo en que “es hora de sacar la cabeza de debajo del ala y enfrentar la realidad de los hechos para decir basta a esta amenaza que no por ser ignorada es menos tangible y objetiva”. No es normal, como tu bien dices, este sepulcral silencio cuando el nombre de Ceuta figura estos días en los titulares de todos los medios de comunicación nacionales y extranjeros. ¿Es que nadie en nuestra ciudad tiene algo que decir respecto a la detención de ocho supuestos terrorista yihadistas? ¿Qué pueden pensar de los ceutíes quienes desde fuera observen este silencio? Las autoridades callan; la clase política, salvo un par de excepciones, calla; la sociedad civil, calla; la ciudadanía, calla…
El tejido social no responde ni siquiera cuando recibe una descarga de gran potencia, como la que recibió la madrugada del pasado viernes. Todo indica que el cuerpo social, sino está muerto, poco le falta. Un cuerpo social sano habría dado un respingo que directamente lo hubiese trasladado al espacio público físico y mediático para posicionarse respecto a estos hechos. La falta de respuesta a estos fuertes estímulos creo que responde a un grave problema neurológico. Nuestro “cerebro” colectivo parece dar muestra de escasa capacidad. La “masa cerebral” crítica no alcanza los estándares básicos en tamaño y consistencia. Esto explicaría los discretos resultados obtenidos en los test de inteligencia colectiva. Al hacer un estudio más profundo del “cerebro colectivo” no se observa anomalías físicas reseñables. Todo apunta a que se trata de un doble problema: uno de comunicación entre los dos hemisferios cerebrales y otro de transmisión sináptica.
Por razones que los médicos no terminan de entender, los dos hemisferios cerebrales no consiguen trabajar de manera coordinada. Como resultado de esta patología los movimientos del cuerpo social resulta espasmódico y el paciente sufre graves problemas en los reflejos motores y nerviosos. El paciente manifiesta una notoria incapacidad de expresión, junto a una apreciable desorientación y aturdimiento. Debido a este problema de comunicación intracerebral el paciente ha entrado en un proceso psicosomático de profundo abatimiento que, de no corregirse a tiempo, le conducirá a un dramático desenlace.
No hay tiempo que perder. Necesitamos un diagnóstico certero y un tratamiento intensivo. Hay que reactivar las neuronas cerebrales de manera urgente. Una esperanza se dibuja en el horizonte. Los neurólogos descubren unas pocas células cerebrales madres, en ambos hemisferios, de una capacidad fuera de lo común. A diferencia de las células enfermas que les rodean, las recientemente identificadas por los científicos poseen conocimiento organísmico, es decir, tienen conciencia del todo y actúan en beneficio de la totalidad del cuerpo social, aunque mantienen su carácter individual. Este tipo de neuronas han desarrollado una capacidad sináptica extraordinaria que las hace especialmente dotadas para el establecimiento de relaciones sociales basadas en la cohesión, la solidaridad y justicia comunitaria. Además de las características comentadas, estas neuronas presentan grandes similitudes como las denominadas “neuronas espejo”, que tienen una capacidad cognitiva que les permite alcanzar elevadas cotas de empatía e imitación. Precisamente, esta capacidad es la que despierta la esperanza de los médicos en la posible curación del paciente. Si consiguen activar  más neuronas con estas capacidades innatas, a partir del ejemplo de estas neuronas espejos, habrá esperanza para el enfermo.
Sin lugar a duda, Nasama Ali es una célula neuronal espejo en la que muchos deberían de mirarse para descubrir su verdadero rostro y para aprovecharse del magnífico ejemplo que representa para todos los ceutíes, en especial para los musulmanes y, en particular, para las mujeres.  

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