lunes, 15 de abril de 2013

JÓVENES HABITADOS POR LA NADA: FILOSOFÍA Y APEDREAMIENTOS


Creo que ya lo he contado en otra ocasión, pero, debe ser la edad, voy a repetirlo. Cada vez que paso una temporada en Granada me gusta ir a una enorme nave donde se almacenan miles de libros antiguos y de ocasión. Hasta ahora pensaba que acudía a este almacén para buscarla libros, pero, la última vez que he ido allí, me he dado cuenta que son los libros quienes me encuentran a mí. Me gusta pensar que los libros son como niños huérfanos que esperan ansiosos a que alguien amoroso se los lleve a su casa. En la última ocasión he adoptado dos libros: “La civilización del ocio” y “La sabiduría antigua: Tratamiento para los males del hombre contemporáneo” del Prof. Giovanni Reale. Al tenerlo en mis manos pensé, ¿Qué quieren decirme estos libros?¿ Por qué me han elegido?. Pronto lo entendí.
            Poco antes que iniciar la lectura del libro sobre la sabiduría antigua eché un vistazo a la prensa local. ¿Y qué me encontré?. Pues un poco lo de siempre en estos convulsos tiempos en los que se ha desatado la violencia en nuestra ciudad: quema de vehículos, atracos, miedo en la calle y apedreamiento a ciertos servicios públicos. Decidí abstraerme de la cruda realidad y sumergirme en la lectura del libro. Pero cuál fue mi sorpresa cuando en un capítulo denominado “la difusión de la violencia”, encuentro un epígrafe con el sugerente título de “jóvenes habitados por la nada”.  ¿Y saben de que va este apartado del libro?. Pues del fenómeno de los jóvenes que lanzan piedra contra los automóviles ¡Quién me iba a decir que en un libro de filosofía podía hallar parte de la respuesta sobre las causas de los frecuentes apedreamientos que sufren los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en Ceuta!.
            El Prof. Giovanni Reale reproduce en su libro parte de un artículo del periodista Alberto Belivacqua, titulado precisamente “jóvenes habitados por la nada”, que fue publicado en el rotativo italiano Corriere della Sera, el 21 de agosto de 1994. Este periodista comentaba que, en su opinión, el lanzamientos de piedra contra los vehículos “era un tipo de terrorismo: carente, absolutamente, de motivaciones pseudoideológicas, privado de toda motivación que no sea la esa la esencia misma, perversa, del acto concluido”. Para el autor del artículo, los perpetradores de este tipo de actos no son “jóvenes”. En realidad, son “viejos”, ya que en ellos ha desaparecido completamente todo respeto por el hombre y todo el sentido de la vida. Según Belivacqua, “esos maleantes no tienen como enemigo a nada ni a nadie. Obtusamente, advierten el peso de una psique que ya no posee el bien de la inocencia y se convierten en ladrones porque tratan de robar ese  bien preciado a las otras existencias […]. Los lanzadores de piedras sueñan –en el sentido que puede soñar un inconsciente- con una sociedad de hombres semejantes a ellos: de envolturas habitadas sólo por la nada maligna, por un vacío sepulcral”.
            Estos jóvenes forman parte de un mundo profetizado por Nietzsche en el que “el aniquilamiento mediante la mano acompaña el aniquilamiento mediante el juicio”. En este escenario de tinieblas, comenta el Prof. Reale, “la inocencia es odiada oscuramente, como amenaza del remordimiento por parte de quien tiene el alma enferma: enferma del gusto de la destrucción, que no es otra cosa que la satisfacción que el hombre prueba por la nada”. En definitiva, el alcance del perfecto nihilismo, propio de aquellas vidas que suscita náusea, piedad y el placer de la destrucción.

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