jueves, 24 de enero de 2013

REVOLUCIÓN Y CONTRARREVOLUCIÓN EN EL PENSAMIENTO DE CASTORIADIS

Los Reyes Magos me ha traído este año un regalo extraordinario, el libro “La Ciudad y las Leyes” de Cornelius Castoriadis. Según me contaron en una nota sus majestades de Oriente, les ha costado encontrarlo, ya que esta primera impresión del libro se ha hecho exclusivamente en Argentina. Pero bueno, como me he comportado bien, y me veían tan ilusionado, me lo han conseguido. Y vaya si merecía la pena. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un libro. En esta obra se reúnen los seminarios dictados en 1983-1984 por Castoriadis en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de Paris. Dichos seminarios, como reza en la contraportada del libro, están dedicados al nacimiento, la naturaleza y el funcionamiento de la democracia ateniense, y en particular al singular fenómeno que fue la democracia directa tal como la practicaban los atenienses. A partir de su análisis de la democracia ateniense, Castoriadis hace continua digresiones sobre nuestro vigente sistema pseudodemocrático.
El libro está lleno de reflexiones inteligentes y profundas, con una lucidez extraordinaria. Una de las que más me ha gustado es su definición de revolución. Para Castoriadis, “la mejor definición que pueda darse de darse de una revolución en la época moderna sería la siguiente: ni barricadas ni toma del Palacio de Invierno (que no fue más que un golpe de Estado), sino reconstitución de la unidad política de la sociedad en acción”. A continuación introduce una planteamiento brillantísimo: “un período revolucionario se da cuando cada cual deja de quedarse en su casa, de ser nada más que lo que es: zapatero, periodista, obrero o médico, y vuelve a ser ciudadano activo que quiere algo para la sociedad y su institución y considera que la realización de eso que quiere depende directamente de sí mismo y de los otros y no de un voto o de lo que sus representantes hagan en su lugar. Por definición, una revolución así no es violenta: puede producirse sin derramar una sola gota de sangre”. ¿Por qué entonces muchas revoluciones terminan en cerramiento de sangre?. Para Castoriadis, “la violencia en proceso revolucionario no es inducida por la sociedad en movimiento sino por los contrarrevolucionarios que quieren volver a cualquier precio al viejo estado de cosas. Así sucedió en la Revolución Francesa, así sucedió en la Comuna y en Polonia”.

            Lo expresado por Castoriadis cobra una actualidad inusitada. Movimientos emergentes como el 15M, que encajan en la definición de revolución expuesta con Castoriadis, han sido segados por el Estado cuando están dando sus primeros frutos,  a través de una represión, en principio sutil, pero cada vez más violenta, para desmotivar a los ciudadanos dispuestos a salir del aislamiento y el individualismo fomentado por el complejo del poder.  
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario