martes, 4 de diciembre de 2012

Pienso que una de las necesidades urgentes de nuestro tiempo es reconquistar nuestro sentido de lo que debe ser el hombre. A lo largo de la historia ha habido varios modelos a seguir: el primero de ellos, fue el ideal del hombre democrático que surgió entre los s. VI y V a.C, en Atenas. Diez siglos después volvemos a encontrar un referente a tener en cuenta: el gentleman o caballero. El caballero  era, según lo describe Mumford, sobre todo un "amateur": era el hombre no especializado, no profesionalizado, en quien se encarnaba la hombría misma. Como su prototipo ateniense, se convirtió en el conjunto de la conducta hermosa. En él, una desfalleciente moralidad era agraciada por el arte, y un arte emergente era atemperado por consideraciones morales. El personaje retratado parece ser el compositor Vincenzo Galilei, padre Galileo Galilei, el famoso astrónomo. Es interesante el detalle de las manos: la derecha reposa en la espada, ya que un signo del caballero era el dominio del uso de las armas, pero en su izquierda blande un texto que ilustra su dedicación al estudio de los clásicos y, en general, a la mejora de su formación intelectual. La conducta indigna de un caballero se convertía en condición de ostracismo. Todo lo que nos queda de buenas maneras se lo debemos al caballero: ejemplo de compostura y mesura.
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario