martes, 4 de diciembre de 2012

Paul Valery fue un personaje peculiar. Durante cincuenta años se estuvo levantando a las cuatro o cinco de la madrugada para, durante tres o cuatro horas, dedicarse a reflexionar y plasmar por escrito el resultado de su pensamiento. Una selección de estas reflexiones se publicó bajo el título de Cuadernos. En una reciente edición en nuestro país de estos cuadernos encontré un pasaje que define con mucha agudeza y lucidez el sentido último de los nacionalismos. Estas letras fueron escritas en 1944. Dícese así: “Las desgracias de Europa, su total ruina, se deben al sistema de las “naciones”, surgido de las soberanías personales, que han legado a entidades jurídico-histórico-políticas caracteres de individuos, con todo lo que tales caracteres conllevan de la mala conciencia, de envidiosa voluntad de poder, etc…Estas individuales se han afirmado, definido, y opuesto cada vez más, gracias a una minoría de hombres “instruidos”, profesionales de historia y de política, que disponen de enseñanza y de influencia, que han creído y hecho creer en la existencia real (y no fiduciaria) de antagonismo esenciales”.
 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario