martes, 4 de diciembre de 2012

NUEVOS CRITERIOS DE JUICIO PARA LA RENOVACIÓN DE LA PERSONA Y LA SOCIEDAD

Para salir de la actual crisis necesitamos un cambio de dirección y actitud. Lewis Mumford, -en las líneas finales de su obra “La condición del hombre”, de la cual hemos obtenido el texto que exponemos en este comentario-, comentó que debemos aportar a cada actividad y a cada plan un nuevo criterio de juicio: debemos preguntar en qué medidas las acciones que promueve los políticos tienden a la realización de la vida y cuánto respeto guardan a las necesidades del hombre. Las preguntas que debemos tener siempre a la cabeza pueden agruparse en los siguientes dos bloques:

1.- ¿Cuál es el objetivo de cada nueva medida política y económica?.

¿Busca la antigua meta de la expansión y el crecimiento o la nueva del equilibrio?

¿Trabaja para la conquista y la acaparación del poder o para la cooperación y el apoyo mutuo?.


2.- ¿Y cuál es la naturaleza de esta o aquella realización industrial o social?

¿Produce bienes materiales solamente o también bienes humanos y hombres buenos?


A sendos bloques de preguntas se añade otras dos referentes, respectivamente, a nuevos propósitos individuales y planes públicos:

Respecto al aspecto individual esta es la pregunta: ¿Concurren nuestros planes de vida individuales a la universal sociedad, en la que el arte y la ciencia, la verdad y la belleza, la religión y la santidad enriquecen a la sociedad?

En cuanto a los proyectos ideados en el ámbito público esta es la cuestión a dilucidar: ¿Concurren nuestras planes de vida públicos a la satisfacción y renovación de la persona humana, para que fructifique en una vida abundante, cada vez más significativa, cada vez más valiosa, cada vez más profundamente experimentada y más ampliamente compartida?.

Si mantenemos constantemente estas normas en nuestra mente, tendremos tanto una medida de lo que debemos rechazar como una meta de lo que debe alcanzarse.

Todas estas preguntas son un medio útil para discriminar nuestra acción individual y la de la propia sociedad. En su conjunto subyace la idea de que el primer paso es personal: un cambio de dirección del interés hacia la persona. Sin ese cambio no se logrará gran mejoramiento en el orden social. Una vez que empiece ese cambio, todo es posible.

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