martes, 4 de diciembre de 2012



En mis últimos comentarios he introducido el debate sobre la necesidad de producir una especie más completa de hombre de la que hasta ahora ha revelado la historia si queremos superar la crisis multidimensional que nos atenaza. He dejado para el final, a propósito, la descripción de este hombre/mujer del Nuevo Mundo. No lo voy a hacer yo, cedo la palabra al maestro Lewis Mumford. Esto es lo que dice: “…La situación actual exige una clase de persona capaz de abrirse a través de las fronteras de la cultura y de la historia, que hasta el momento han limitado el crecimiento humano. Una persona no marcada indeleblemente por los tatuajes de su tribu ni coartada por los tabús de su totem, no metida para siempre dentro de las ropas de su casta ni embutida dentro de una armadura profesional que no puede quitarse ni aunque está ponga en peligro su vida. Una persona a quien sus restricciones dietéticas religiosas no le impidan participar en el alimento espiritual que ha resultado nutritivo para otros hombres; y, por último, una persona cuyos anteojos ideológicos no le estorben permitiéndole sólo entrever alguna vez el mundo tal como se muestra a hombres con otros anteojos ideológicos, o tal como se revela a quienes, cada vez con mayor frecuencia, son capaces de una visión normal sin ayuda de lentes”.
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario